Wild Riders

<Nargond/051203>

Desarrollador: WoW Entertainment – SEGA | Año: 2001 | Plataforma: Arcade

Cuando voy a los recreativos mi dinero siempre suele ir a parar a las mismas máquinas. Supongo que esos juegos en particular han conseguido “fidelizarme” (que, por otra parte, es lo que buscan las desarrolladoras al lanzar arcades, conseguir un público fiel), y como es lógico, cuanto más juego (creo que) más mejoro y más rentable me sale el dinero invertido. Es por eso por lo que resulta difícil lanzarse a probar cosas nuevas: la primera partida suele suponer perder un euro sólo para pillar la mecánica, y eso, querámoslo o no, siempre retrae (a menos que uno sea muy espléndido claro… y es que yo soy un videojugador pobretón xD).

Sin embargo, de vez en cuando hay que lanzarse a probar cosas nuevas, ya que se pueden descubrir nuevos “juegos estrella” (léase, juegos en los que profundizar). Con los juegos de Gaelco, por ejemplo, lo de lanzarse resulta sencillo: son de una mecánica tan simple y a la vez tan divertida que uno está seguro de que no ha fallado en su elección y de que pasará un buen rato; sin embargo, uno también sabe que es difícil que se convierta en un “juego estrella”, ya que a las cuatro o cinco partidas ya tienes la sensación de que no te va a poder ofrecer mucho más. Pues eso es exactamente lo que me ha ocurrido con el Wild Riders.



El Wild Riders es un juego de una esencia (y presencia) tan “gaelquiana” (perdonadme el palabro) que resulta muy difícil pensar que es de WoW Entertainment y no de Gaelco precisamente… y más cuando se tiene el Radikal Bikers al lado. Un juego de los que yo coloquialmente llamaría “rail driving”, en los que apenas hay que tocar el freno y prácticamente sólo hay que ocuparse de controlar el giro de la moto para no colisionar con los diferentes objetos que pueblan la pantalla. Pero me estoy adelantando, asi que voy a explicar primero cómo es el desarrollo del juego.

La estética del Wild Riders está pensada para que parezca que se ha extraido de un comic, y de hecho creo que es la primera recreativa que pone en práctica el recientemente inventado “cell-shading” (una especie de tratamiento para que los polígonos parezcan dibujos animados). Esta técnica se ve muy potenciada respecto a lo visto en Jet Set Radio gracias a que el juego corre sobre una Naomi 2, por lo que los modelos son mucho más complejos y la profundidad de campo (no se si me acabo de inventar este término, quiero decir “lo lejos que se puede ver”… no soy bueno hablando de cuestiones técnicas) es mucho mayor. Pero hay más cosas que comparte con el Jet Set Radio, y es que se trata de un juego en el que encarnamos a miembros de una banda “sin ley” (sólo que en este caso somos motoristas) y que nos persigue el cuerpo de la policía al completo, por lo que tendremos que evitar que “nos pesque” el sargento que nos persigue intentando conducir mejor y más rápido que él, esquivando coches y obstáculos varios.

Vamos con la mecánica. De lo que se trata es de huir del sargento (o el jefe de la policía, en realidad no estoy seguro), así que para que sepamos a cuánta distancia estamos de él tenemos un indicador de “metros de separación” en la parte superior de la pantalla. Cuanto más nos choquemos contra los diversos vehículos y obstáculos, más se nos acercará… ¿qué hay que hacer para aumentar la distancia? Simple, sobrepasar con éxito los “obstáculos especiales” que pueblan el desarrollo del juego. Hay dos tipos de esos obstáculos: los de salto (con lo que sobrepasaremos puentes, piscinas, etc.) y los de deslizamiento (tumbar la moto para pasar por debajo de vallas, camiones y semejantes). Para ello tiraremos de los mandos de la moto hacia nosotros (o hacia arriba, es el salto) o los empujaremos hacia la máquina (deslizamiento). Depende de lo bien que lo hagamos, nos darán un ranking que influirá tanto en los puntos (“wild points”) como en la distancia que le saquemos a nuestro perseguidor: si hacemos la maniobra demasiado pronto, nos darán un ranking bajo (C o B), si lo hacemos bien una A, si lo hacemos JUSTO en el momento adecuado (es decir, justo sobre el marcador de “salto” o “deslizamiento”) nos darán una S, y si lo hacemos tarde nos estrellaremos (quedándonos completamente parados y perdiendo del orden de 10 metros con el jefe de policía). Para ponernos las cosas complicadillas, algunos de estos obstáculos se encadenarán, pidiendo de nosotros reacciones bastante rápidas. El resto del juego consiste en ser más o menos habilidoso con el volante e intentar chocar lo menos posible contra el resto de los vehículos. La moto no tiene inercia ninguna y su único límite es su giro máximo, por lo que nos tenemos que olvidar de “controlar” el vehículo y centrarnos en el desarrollo de la pantalla (como en los juegos de Gaelco, sí xD).

Lo bueno del Wild Riders es que resulta muy muy divertido desde la primera partida, y que los rankings le aportan cierta profundidad al desarrollo. ¿Lo malo? que en la segunda partida yo ya me estaba haciendo rankings S en prácticamente todos los obstáculos especiales sin ningún problema, lo que quiere decir que esa supuesta profundidad se pierde inmediatamente a poco que seas algo habilidoso y tengas un mínimo de memoria. Dominado eso, lo que queda es un juego estilo Gaelco, de “conducir” la moto intentando esquivar el tráfico de la mejor manera posible; pero es que en esto tampoco es todo lo bueno que podría ser. En mi opinión, así planteado el juego es muy inferior a lo que puede ser un Radikal Bikers, un Smashing Drive o el mismo Tokyo Cop: el sistema de colisiones resulta enervante, el limitado giro de la moto (por lento) no permite las maniobras de esquive propias de los juegos que acabo de mencionar, y generalmente parece más de saberse de antemano cual es la dirección que va a tomar ese coche de policía que viene a por ti que de tener la suficiente habilidad para esquivarlo.

En definitiva, un juego muy vistoso y muy divertido para una cuantas partidillas esporádicas, de esos que difícilmente se convertirá en el juego favorito de aquella gente que busca “algo más” en una recreativa. Supongo que para el público específico al que está dirigida está muy bien, pero sinceramente (y vuelvo a insistir), para satisfacer ese mercado ya esta Gaelco, todos unos expertos en este arte de la diversión inmediata. Pero qué demonios, no dudéis en probarlo.